Blogia
Domingo Faustino Sarmiento

Sus amores

Sus amores

En el capítulo denso de los amores de Sarmiento un nombre imprescindible debe figurar en él: Jesús del Canto. La muchacha era una de las adolescentes a las cuales Sarmiento, entonces de 20 años, enseñaba en Los Andes, un pueblo chileno donde vivía desterrado. Lo que pudo ser romance intrascendente resultó dándole a él una hija natural: Faustina.

Recogida y educada por una hermana de Sarmiento, Faustina resultaría el instrumento humano que haría perdurable la sangre de su progenitor.

A poco de su regreso a Chile, Sarmiento da un paso trascendente: se casa, en mayo de 1848, con una dama sanjuanina, Doña Benita Martínez Pastoriza, viuda, desde hacía poco, de un acaudalado hombre de negocio chileno. Este muchos años mayor que Doña Benita le ha dejado al morir, además de su fortuna un hijo de tres años de hombre Domingo Fidel (Dominguito).

Digamos, pues, que a poco de su matrimonio con Doña Benita Martínez los desencuentros conyugales no tardaron en aparecer; sólo el amor de Sarmiento por el hijastro que adoptó el nombre de Domingo Faustino Sarmiento permitieron sobrellevar, durante un tiempo, la vida en común. Fue él quien se desencantó primero. La falta de atractivos físicos, la "fea" es como él la designaba, le hizo buscar satisfacciones clandestinas. Estas causas reales y otras sólo imaginadas, suscitaban los celos de Doña Benita; acerca de estos celos, Sarmiento ha deja escritas concretas referencias: "Volcán de pasión insaciable, el amor en ella era un veneno corrosivo que deboraba el vaso que lo contenía".

Y como no parecía resignado a ser víctima de ese veneno, la ruptura se produjo al saber ello de los amores de Sarmiento con la mujer que más lo entendió a quien él, por su parte, más gratitud evidenció siempre. Se trata de Aurelia Vélez.

El amor de Sarmiento y Aurelia duraría 30 años, hasta la muerte de Sarmiento, en 1888.

 

Extraído de: Historia de Presidentes Argentinos. Gustavo Gabriel Levene. España. Publicaciones reunidas, SA DE BADALONA. 1980.

0 comentarios