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Domingo Faustino Sarmiento

Busto a Sarmiento en la localidad de Felicia.

Busto a Sarmiento en la localidad de Felicia.

Placa a Sarmiento en el sesquincentenario en Felicia

Placa a Sarmiento en el sesquincentenario en Felicia

Conclusión

Mediante este trabajo  -realización del blog- podemos concluir sobre el prócer  analizado lo siguiente:

Sarmiento fue un sanjuanino que tuvo gran influencia en el desarrollo y formación del país. Realizó aportes a la educación, a la política, actuó como militar defendiendo su patria; siempre destacando sus principios y valores. Es por ello que en la actualidad se lo recuerda por medio de homenajes y a través de sus obras. Un hombre que sigue estando presente en la memoria de los argentinos y que es considerado un prócer ya que fue una persona de la primera distinción, constituida en alta dignidad.

Además cabe destacar la importacia de haber adquirido conocimientos y práctica acerca de cómo manejar un blog, ya que es una herramiente de fácil acceso y con gran auge en el ámbito de intenet.

Es interesante saber que un blog puede ser utilizado para diversos fines, sin necesidad de tener conocimientos en informática y programación, o de poseer recursos financieros para administrar uno. 

Sus amores

Sus amores

En el capítulo denso de los amores de Sarmiento un nombre imprescindible debe figurar en él: Jesús del Canto. La muchacha era una de las adolescentes a las cuales Sarmiento, entonces de 20 años, enseñaba en Los Andes, un pueblo chileno donde vivía desterrado. Lo que pudo ser romance intrascendente resultó dándole a él una hija natural: Faustina.

Recogida y educada por una hermana de Sarmiento, Faustina resultaría el instrumento humano que haría perdurable la sangre de su progenitor.

A poco de su regreso a Chile, Sarmiento da un paso trascendente: se casa, en mayo de 1848, con una dama sanjuanina, Doña Benita Martínez Pastoriza, viuda, desde hacía poco, de un acaudalado hombre de negocio chileno. Este muchos años mayor que Doña Benita le ha dejado al morir, además de su fortuna un hijo de tres años de hombre Domingo Fidel (Dominguito).

Digamos, pues, que a poco de su matrimonio con Doña Benita Martínez los desencuentros conyugales no tardaron en aparecer; sólo el amor de Sarmiento por el hijastro que adoptó el nombre de Domingo Faustino Sarmiento permitieron sobrellevar, durante un tiempo, la vida en común. Fue él quien se desencantó primero. La falta de atractivos físicos, la "fea" es como él la designaba, le hizo buscar satisfacciones clandestinas. Estas causas reales y otras sólo imaginadas, suscitaban los celos de Doña Benita; acerca de estos celos, Sarmiento ha deja escritas concretas referencias: "Volcán de pasión insaciable, el amor en ella era un veneno corrosivo que deboraba el vaso que lo contenía".

Y como no parecía resignado a ser víctima de ese veneno, la ruptura se produjo al saber ello de los amores de Sarmiento con la mujer que más lo entendió a quien él, por su parte, más gratitud evidenció siempre. Se trata de Aurelia Vélez.

El amor de Sarmiento y Aurelia duraría 30 años, hasta la muerte de Sarmiento, en 1888.

 

Extraído de: Historia de Presidentes Argentinos. Gustavo Gabriel Levene. España. Publicaciones reunidas, SA DE BADALONA. 1980.

Aurelia Vélez Sarsfield, amante y amiga de Domingo Faustino Sarmiento:

Aurelia Vélez Sarsfield, amante y amiga de Domingo Faustino Sarmiento:

Fue una gran dama argentina, de gran inteligencia y muy relacionada. Amiga y amante de Domingo Faustino Sarmiento, con quien lo unió un sentimiento que, al no poder ser concretado, cristianizó un lazo espiritual que duró hasta la muerte. Era hija del jurista Dalmacio Vélez Sársfield, autor del Código Civil, y de Manuela Velázques Piñero, con la que aquél casó en segundas nupcias. Aurelia nació en Buenos Aires el 8 de junio de 1836, después de su hermano Constancio y antes de Rosario. A la excelente educación que recibió la niña contribuyó el padre con sus enseñanzas, surgidas de la decisión de asociarla a sus trabajos en calidad de secretaria. A los diecisiete años se fue de la casa y se casó con su primo hermano, el doctor Pedro Ortiz Vélez, hijo del secretario de Facundo Quiroga. Por motivos que han permanecido en el misterio, el matrimonio se deshizo a los pocos meses, regresando Aurelia junto al padre. La desunión de Sarmiento y su esposa Benita Martínez Pastoriza se concretó cuando esta sorprendió la correspondencia que estos mantenían. A partir de entonces el lazo de Aurelia con aquél se acentuó hasta llegar a convertirse en indispensable complemento espiritual. Contribuyó a ello la cultura de Aurelia, así como su capacidad para interesarse en la política, la literatura y el arte. Estimulada por Sarmiento, escribió páginas interesantes y aconsejó sobre asuntos delicados. Fue quien preparó la candidatura de Sarmiento (que estaba en EEUU) para la presidencia de la República, movió los hilos de la intriga política y lo tuvo informado durante su ausencia. También preparó la recepción al candidato triunfante y fue su amiga más fiel.

Cartas de Sarmiento a Aurelia Vélez:

"He debido meditar mucho antes de responder a su sentida carta de usted, como he necesitado tenerme el corazón a dos manos para no ceder a mis impulsos. No obedecerlo era decir adiós para siempre a los afectos tiernos y cerrar la última página de un libro que sólo contiene dos historias interesantes. La que a usted se liga era la más fresca y es la última de mi vida. Desde hoy soy viejo."

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"Mi vida futura está basada exclusivamente sobre tu solemne promesa de amarme y pertenecerme a despecho de todo; y yo te agrego, a pesar de mi ausencia, aunque se prolomgue, a pesar de la falta de cartas cuando no las escribas. Esos dos años que invocas valen por ti y te reclaman como la única esperanza y alegría en un piélago de dolores secretos que tú no conoces y de estragos causados por nuestro amor mismo. (...) El correo está franco. ¿Por qué no escribes sin intermediarios? Hazlo en adelante y abandona ese tema de las quejas que dan a tus cartas un carácter desabrido, haciendo más insoportable la separación. Necesito tus cariños, tus ideas, tus sentiminetos blandos para vivir. (...) Atravieso una gran crisis de mi vida. Créemelo. Padezco horriblemente, y tú envenenas heridas que deberías curar. Al partir para San Juan, te envío mil besos y te prometo eterna constancia."

 

Extraído de: Textos de ayer para la Argentina de mañana. Miguel Wiñazki.

Himno a Sarmiento

Himno a Sarmiento

"Fue la lucha, tu vida y tu elemento; 
la fatiga, tu descanso y calma; 
la niñez, tu ilusión y tu contento, 
la que al darle el saber le diste el alma.

Con la luz de tu ingenio iluminaste 
la razón, en la noche de ignorancia.
Por ver grande a la Patria tu luchaste
con la espada, con la pluma y la palabra.
 

En su pecho, la niñez, de amor un templo 
te ha levantado y en él sigues viviendo. 
Y al latir, su corazón va repitiendo: 
¡Honor y gratitud al gran Sarmiento! 
¡Honor y gratitud, y gratitud!

¡Gloria y loor! ¡Honra sin par 
para el grande entre los grandes, 
Padre del aula, Sarmiento inmortal! 
¡Gloria y loor! ¡Honra sin par!"

Letra y música: Leopoldo Corretjer

Escuchar en: http://www.youtube.com/watch?v=6N6xogJPOSw

Día del maestro

En 1947 durante la primera Conferencia Interamericana de Educación, reunida en Panamá, estableció como Día Panamericano del Maestro en las Américas al 11 de septiembre en homenaje al fallecimiento de Sarmiento:

Considerando: que es actividad fundamental de la Escuela la educación de los sentimientos, por cuyo motivo no debe olvidarse que entre ellos figura en primer plano la gratitud y devoción debidas al maestro de la escuela primaria, que su abnegación y sacrificio guía los primeros pasos de nuestras generaciones y orienta el porvenir espiritual y cultural de nuestros pueblos; que ninguna fecha ha des ser más oportuna para celebrar el día del maestro que el 11 de septiembre, día que pasó a la inmortalidad, el año 1888, el prócer argentino Domingo Faustino Sarmiento.

El por qué del Día del Maestro

La Conferencia Interamericana de Educación introdujo el 11 de septiembre como día del maestro, en conmemoración a la fecha del fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento.

A los maestros, en su día

LA PLATA, (Agencia NOVA) En 1943, la Conferencia Interamericana de Educación (integrada por educadores de toda América) se reunió en Panamá y estableció
el 11 de septiembre como Día del Maestro, en consonancia con el 55º aniversario del fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento.

"Ninguna fecha es más oportuna para celebrar el día del maestro que el 11 de septiembre, día en que pasó a la inmortalidad Domingo Faustino Sarmiento. Por tanto se declara día del maestro en todo el continente americano el 11 de septiembre", fue el argumento de la Conferencia.

Cabe resaltar, que Domingo Faustino Sarmiento fue una de las personalidades más importantes de nuestra historia. Su figura despertó admiración, resistencia y oposición desde las más diversas posiciones políticas en su época e incluso posteriormente.

Fue docente, periodista, militar, estadista, promotor de avances científicos, político y escritor. Como hombre de acción, soñó un rol protagónico para nuestro país en el grupo de las grandes naciones del mundo. (Agencia NOVA).

Extraído de: noticias@nova-net.com.ar

Sarmiento en la educación

Sarmiento y Educación parecerían sinónimos en la Argentina. No es infrecuente, que inclusive en este mismo foro se ensalce la acción sarmientina, en especial en vísperas del 11 de septiembre. Todos los que deambulamos por escuelas argentinas crecimos con la imagen del abnegado y adusto prócer. Apóstol de la educación y “padre del aula” como se le llamó.
Pero la obra sarmientina más recordada es, sin duda, la labor educativa. Esta fue llevada adelante por su ministro de Justicia e Instrucción Pública, Nicolás Avellaneda. La admiración de Sarmiento por USA, lo llevó a “importar” pedagogos y profesores de ese origen.
Sarmiento mostró siempre una gran admiración por la idiosincrasia yanqui. Compartía con José Lastarría y Andrés Bello, la concepción de que la población indígena y mestiza “era culturalmente irrecuperable” (como señala la actual Directora Gral. de Cultura y Educación de Bs. As. Adriana Puiggrós en su libro “Qué pasó en la Educación Argentina: Desde la Conquista hasta el Menemismo”; Colección Triángulos Pedagógicos, Ed. Kapelusz; 1ª Edición, Bs. As., 1997), y llegó a lamentarse que la conquista no hubiera exterminado a los aborígenes. Rechazó también las raíces y cultura hispánica y adjudicó el atraso de los pueblos latinoamericanos a la combinación entre la sangre y cultura españolas y la indígena. En 1847, Sarmiento viaja a USA enviado por el presidente Montt de Chile, y queda admirado de la forma en que se articulaba la educación y de que la comunidad fuera sujeto activo del sistema. Pero su exacerbado rechazo a “lo hispánico” y estrechez de visión, hicieron que aprobara “lo anglosajón” por el solo hecho de serlo. Conoció y admiró a Horace Mann y Nathaniel Hawthorne, estos lo acercaron al círculo de intelectuales de la Universidad de Harvard y la de Massachussets, a raíz de esto propendió a la educación laica y estimuló la enseñanza secundaria. Es por ello que en 1870, fundó la Escuela Normal de Paraná, destinada a la formación docente, la cual fue provista con profesores y maestras norteamericanas. Procuró crear un sistema de educación básica y escuelas de artes y oficios; quiso una educación racional y científica.
Todo esto se sintetizó en la máxima “educar al soberano”, entendido este último como el pueblo. Aunque, al igual que Alberdi, se idealizó un “sujeto pedagógico” irreal, tomado del modelo yanqui, y que poco tenía que ver con el argentino de carne y hueso. Concibió un “sujeto pedagógico”, que era una proyección de la cultura francesa, de la laboriosidad inglesa y de la eficiencia norteamericana; borró al sujeto real, e hizo una abstracción irreal de su propuesta educativa, la cual debía haber sido democrática y vinculada con la realidad nacional. De aquí, que Sarmiento aspiraba a reemplazar, literalmente, a la población criolla, por población proveniente del mundo sajón. Así se fomentó la inmigración, en especial la germánica y sajona; pero los inmigrantes no fueron los nórdicos cultos y laboriosos que Sarmiento imaginó, sino que fueron, literalmente, lo que en un lenguaje actual podríamos llamar, “villeros europeos”. Pero a diferencia de Alberdi, que proponía la importación de capitales y población como prerrequisito para un sistema educativo eficaz, Sarmiento, propuso una educación general, tanto utilitaria como moral y cívica, para la población educable preexistente. Asimismo, a diferencia de la Generación del 37’ (al respecto recomiendo consultar “El Dogma Socialista de la Asociación de Mayo” de Esteban Echeverría), que proponía posponer la educación temporalmente, Sarmiento, los dividió en educables y no educables, de modo definitivo. Tomando como ejemplo la labor de Horace Mann y sus publicaciones del United States Board of Education, quiso personas capacitadas para el mundo laboral y al mismo tiempo poseedoras de una formación general, al tiempo que expandió la órbita educativa, no solo a “lo estatal”, sino a lo que hoy llamaríamos ONG, como las sociedades de beneficencia, bibliotecas públicas y centros comunitarios. Se negó a que la enseñanza secundaria fuera un simple proveedor de las necesidades inmediatas de las empresas, comprendió que el progreso capitalista exigía un proyecto educativo a largo plazo. Sarmiento quiso implementar esto en la Argentina. Promovió un sistema educativo más democrático, al tiempo que dejó afuera a los sectores populares y criollos. Pero como dijimos, el sujeto pedagógico sarmientino jamás existió, por tanto el sistema educativo por él diseñado, nunca tuvo los resultados esperados. Su concepción fue anterior al positivismo pedagógico, y al funcionalismo francés, puede considerarse antecesora de esas corrientes. Toda la concepción de “educar al soberano”, se ve reforzada por esa promoción que se hizo de la inmigración europea y de las campañas al desierto, destinadas a eliminar los restos de población aborigen y la Guerra contra el Paraguay, en la cual se eliminaron gran cantidad de los negros descendientes de los antiguos esclavos de la época virreinal. Por lo tanto, Sarmiento, desarrollo un programa educativo, democrático, participativo, interdisciplinario, integral y multirreferencial; destinado a un pueblo inexistente, dejando de lado e ignorando al “argentino real”.
Tras la fundación de la Normal Nacional de Paraná, siguió, en 1871, la Normal Nacional de Tucumán y muchas otras, bajo la misma estructura anglófila de la de Paraná. Se fundó la Academia de Ciencias (Córdoba). En 1870, se fundó el Colegio Militar de la Nación, y en 1872 la Escuela Naval, las cuales tomaron como modelo, al ejército y marina prusiana y austriaca. Para solventar sus reformas y extensión de la escolaridad a toda la población, hizo aprobar la Ley de Subsidios, con la cual financió a las provincias para la instalación y sostenimiento de las escuelas primarias. Sarmiento, en el fondo, continuó la obra de algunos caudillos progresistas como Ramírez, López y Artigas, los cuales habían creado ya en su época las “Juntas Protectoras” de la educación, pero Sarmiento ignoró esto y/o desmereció la obra de los “bárbaros”, como expone en su “Educación Popular”, escrito durante su exilio en Chile, en la época de Rosas. Sarmiento, en su imaginario, opuesto al de Rosas y los caudillos del interior, desmereció “lo argentino “ por el solo hecho de serlo. Pretendió convertir al país en un segundo USA, y chocó con una realidad muy diferente a la necesaria para que su proyecto fructifique. A algunos, nos resulta incomprensible decir “honor y gratitud al gran Sarmiento, ¡Gloria y Loor!, para el grande...”, cuando en retrospectiva, vemos la opinión que el 4º presidente (desde la Constitución de 1853), tenía del país y su gente. Vemos con tristeza, como la historia, manipulada por tantos años, se convierte en el género literario de vencedores y poderosos...

 

Extraído de: http://portal.educ.ar/debates/eid/docenteshoy/debates/

Obras literarias

Obras literarias

  • Mi defensa, 1843.
  • Facundo o Civilización y Barbarie, 1845; Trata sobre el caudillo riojano Facundo Quiroga y las diferencias entre los federales y unitarios. Es una descripción de la vida social y política del país que tiene alcances sociológicos e históricos, pues ofrece en él una explicación sociológica del país fundada en el conflicto entre la «civilización» y la «barbarie», personificadas respectivamente en los medios urbano y rural.
  • Vida de Aldao, 1845.
  • Método gradual de enseñar a leer el castellano, 1845.
  • Viajes por África, Europa y América, 1849; Autobiográfica.
  • Argirópolis, 1850.
  • Recuerdos de provincia, 1850; Autobiografía.
  • Campaña del Ejército Grande, 1852.
  • Las ciento y una, 1853; serie de epístolas dirigidas a Juan Bautista Alberdi.
  • Comentario a la Constitución de la Confederación Argentina, 1853.
  • Memoria sobre educación común, 1856.
  • El Chacho, 1865; sobre el caudillo riojano Ángel Vicente Peñaloza.
  • Las escuelas, bases de la prosperidad, 1866.
  • Conflicto y armonías de las razas en América, 1884. En esta obra desarrolla una concepción semejante a la de Facundo, pero encarada desde el punto de vista étnico. Su primer tomo es de 1884 y el segundo, póstumo, que según su autor es «Facundo llegado a la vejez».
  • Vida de Dominguito, 1886; sobre su hijo adoptivo, muerto en la Guerra de la Triple Alianza.

 

Extraído de: http://es.wikipedia.org/wiki/Domingo_Faustino_Sarmiento

Su hijo adoptivo Dominguito

En medio de su larga vida, se destaca el joven Dominguito Fidel Sarmiento, conocido popularmente como Dominguito. Nació en Chile en 1845, siendo hijo de Domingo Castro y Calvo y Benita Martínez Pastoriza. Su nombre original era Domingo Fidel Castro y siendo muy pequeño muere su padre. Su madre se casa con un también viudo procedente de Argentina, Domingo Faustino Sarmiento quien lo adoptó en 1848. A los cuatro años aprendió a leer. En su país natal cursó estudios primarios y terminó el bachillerato en Argentina. Al estallar la Guerra de la Triple Alianza, Dominguito decide alistarse en el ejército argentino pese a la oposición de su madre. Participó con el grado de capitán del dicho ejército.

En septiembre de 1866, Dominguito es herido en la batalla de Curupayty y muere a los 21 años de edad. Sarmiento desempeñaba entonces el cargo de ministro plenipotenciario de la Argentina en Estados Unidos. Allí recibió la noticia de la muerte de su querido hijo adoptivo por medio de los enviados especiales de Bartolomé Mitre y al enterarse cayó en una profunda depresión.

Poco tiempo después Sarmiento renuncia al cargo diplomático y emprende el regreso a Buenos Aires. Ya en la capital argentina, se dirigió al cementerio donde se encontraba con la tumba de Dominguito y allí pasó un largo rato muy devastado. La muerte de su hijo adoptivo marcó dolorosamente el resto de su vida . Años después escribió la biografía de su apreciado hijo: "Vida de Dominguito".

Extrañido de: http://es.wikipedia.org/wiki/Domingo_Faustino_Sarmiento#Su_hijo_adoptivo_Dominguito

De Estados Unidos a la presidencia de Argentina

El deseo de Sarmiento de acelerar desde la gobernación, mediante leyes y decretos, la rueda de la historia reactivó el descontento de los caudillos: el "Chacho" Peñaloza en La  Rioja; Francisco Clavero, en Mendoza, y Fructuoso Ontiveros, en San Luis.

Mitre confió a Sarmiento la represión de las "montoneras". Derrotado, el "Chacho" intentó comunicarse con Sarmiento, pero este no le respondió.

Refugiado en Olta, se rindió a las tropas nacionales, comandadas por el mayor Pablo Irrazabal, quien lo asesinó a lanzazos y, para escarmiento, clavó su cabeza en una pica. Sarmiento probó la medida y esa actitud le valió muchas acusaciones, como la de José Hernández, el autor del Martín Fierro. Sarmiento impuso el estado de sitio en San Juan y La Rioja. Juan Andrés Gelly y Obes, ministro de guerra, desaprobó sus medidas represivas, pero Sarmiento no lo escuchó. En un intercambio epistolar, el presidente Mitre intentó moderar su dureza, pero solo logró exasperarlo aún más. La permanencia de Sarmiento en el gobierno provincial se volvió insostenible. En abril de 1864, el sanjuanino aceptó la propuesta de Mitre para viajar a Estados Unidos en representación del país. En mayo de 1865 llegó a Washington.

Unos días antes Abraham Lincoln, el presidente que abolió la esclavitud en su país, había sido asesinado por un fanático esclavista.

Permaneció tres años en Estados Unidos. Entusiasta de la democracia, Sarmiento asistió a congresos pedagógicos, conoció al pensador Ralph W. Emerson y, por fin, se dió el gusto de lograr un título universitario, el doctor en leyes, en la Universidad de Michigan.

Mientras tanto, la Argentina, aliada de Brasil y Uruguay, había entrado en 1865 en la guerra del Paraguay. Al aproximarse el fin del mandato de Mitre, la situación política se volvía cada vez más tensa. Se le ocurrió a Lucio V. Mansilla lanzar el nombre de Sarmiento, hombre sin partido y alejado del país, como candidato ideal.

La fórmula Domingo F. Sarmiento-Adolfo Alsina cuajó rápidamente.

Las elecciones se realizaron el 12 de abril de 1968. El 16 de agosto se reunió el congreso para proceder al escrutinio. De 156 electores -entonces las elecciones eran indirectas-, votaron 131. Sarmiento recibió 79 votos para presidente y Alsina, 82 para vice, aunque el sanjuanino se apresuró en aclarar que "Alsina será presidente del Senado solo para tocar la campanilla". El 30 de agosto, Sarmiento volvió a Buenos Aires.

Extraído de: Los hombres y mujeres que cambiaron el mundo. Fascículo 32. Editorial Clarín. 2001.

Rosas cae en Caseros, pero sigue la lucha entre dos modelos de País

En 1849, "Viajes por Europa, África y América" reflejó sus andanzas por el mundo y, un año después, "Recuerdos de Provincia" mostró a las claras que el vuelo universal de su pensamiento no implicaba por parte de Sarmiento el olvido de su país. Su incorporación al Ejército Grande de Justo José de Urquiza, sublevado contra Rosas, así lo demostró. El 3 de febrero de 1852 combatió en Caseros y, al día siguiente, ya en Palermo, firmaba documentos sobre la mesa del derrocado Rosas, al que había combatido desde 1841. Pero tampoco se entendería con Urquiza. El General entrerriano lucía la divisa punzó y se proclamaba federal. Sarmiento volvió a Chile, desde donde criticaría a la Constitución de 1853. Y en la pugna entre Buenos Aires y la Confederación Argentina, se inclinó por el bando porteño, aunque sin compartir el porteñismo mitrista. Volvió al Río de la Plata, y el 13 de octubre de 1859, estuvo en la batalla de Cepeda, donde, para su sorpresa, el triunfo no convirtió a Urquiza, como el temía, en "un nuevo Rosas".

El 17 de septiembre de 1861, Buenos Aires y la confederación volvieron a chocar en Pavón. Esta vez, la suerte favoreció a los porteños. Tras el retiro de Urquiza, Mitre se hizo cargo del Poder Ejecutivo Nacional y, bajo la hegemonía del puerto, consumó la unificación nacional. Para pacificar las provincias fueron enviados varios interventores. Sarmiento acompañó la expedición comandada por Wenceslao Paunero y fue elegido gobernador de San Juan.

El 29 de mayo de 1875 se incorpora al Congreso Nacional como Senador por la provincia de San Juan.

El 1 de febrero de 1881, Julio A. Roca lo designa superintendente general de Escuelas del Consejo Nacional de Educación.

Extraído de:

-Los hombres y mujeres que cambiaron al mundo. Fascículo 32. Editorial: Clarín. 2001.

-Domingo Faustino Sarmiento, textos de ayer para la Argentina de mañana. Argentina. Artes Gráficas Rioplatenses S.A. 2002.

Influencia en la política

Influencia en la política

De ideas unitarias, participó en el derrocamiento de Rosas, como corresponssal en las fuerzas de Urquiza (1852). Tras una nueva instancia en Chile, en 1855 regresó a Buenos Aires, y fue gobernador y ministro del gobierno provincial y, más tarde ministro plenipotenciario en Washington, durante la presidencia de Mitre. Elegido presidente de la República Argentina (1868-1874), centró su política de Gobierno en la lucha contra en caudillismo, el impulso a la educación y la modernización del país según el modelo europeo.

Extraído de: Enciclopedia Clarín. Tomo 22. Editorial Visor E.A.S.A. 1999.

Formación intelectual

Figura descollante en nuestro devenir histórico, puede afirmarse sin lugar a dudas, que el núcleo central de su pensamiento se encuentra en la generación de 1830, con las diferencias que pueden existir entre un medio cultural del interior y otro correspondiente a Buenos Aires, a lo que habría que agregar la tenacidad de su esfuerzo autodidacta. Sin estas referencias casi obligadas, no podría interpretarse la línea filosófico-positivista un tanto desdibujada, que entre los años 1880 y 1920 se desarrolla en la cultura argentina.

La comparación con Alberdi es imposible de obviar, surge espontánea y naturalmente. Sarmiento no tuvo una formación filosófica académica, ni tampoco la ocasión de profundizar tratados sistemáticos.

Sus escritos, de una prosa muy personal, revelan una filosofía de vida, una visión del mundo y del hombre, particularmente de América. Su pensamiento se va forjando al compás de su existencia y de sus luchas apasionadas. Su marcada vocación intelectual le permite aprovechar cuanto recurso tiene a mano. En el período juvenil la religión cumple un rol importante; luego se inclinaría gradualmente hacia el  iluminismo .

Rousseau lo impacta profundamente entre 1827 y 1829; la lectura de Feijóo contribuye en el mismo sentido, pero lo que constituye el detonante de su crisis existencial es el encuentro con Castro Barros y sus denuestos ultramontanos . Cuanto autor iluminista cae en sus manos, es leído ávidamente, devorado practicamente por Sarmiento, el que pese a no haber recibido enseñanza académica ideológica , es por lejos superior a sus contemporáneos . Las diferencias que se plasman entre un Sarmiento combativo, apasionado y crítico por un lado y la mesura, el equilibrio y la diplomacia que queda de la enseñanza de Alcorta por el otro, son abismales.

La adhesión al romanticismo le llega por intermedio de su amigo Quiroga Rosas. Sus ideas, al menos en sus instancias centrales, son: visión dinámica y progresiva de la historia; fé democrática; liberalismo religioso ; primado de la acción sobre la teoría y la educación como único resorte válido del progreso .

La asimilación y comprensión de autores iluministas se encuentra claramente planteada en Civilización y Barbarie.

La estadía en Chile, donde se encuentra con Andrés Bello, pensador influído por Víctor Cousin , su polémica con Alberdi , sus viajes por Europa y E.E.U.U. acentúan largamente la relación con la cultura angloamericana , teniendo entre sus efectos más visibles una consustanciación muy particular con el darwinismo .

 

Extraído de: http://www.monografias.com/trabajos6/dofa/dofa.shtml#forma

"Mujer, hombre, pueblo, Nación, Estado, todo: todo está en los humildes bancos de la escuela."

"Mujer, hombre, pueblo, Nación, Estado, todo: todo está en los humildes bancos de la escuela."

Domingo Faustino Sarmiento nació en San Juan, Argentina el 15 de febrero de 1811 y falleció en  Asunción del Paraguay, Paraguay el 11 de septiembre de 1888. Fue político, pedagogo, escritor, docente, periodista y militar argentino; gobernador de la Provincia de San Juan entre 1862 y 1864, Senador Nacional por su Provincia entre 1874 y 1879 y presidente de la Nación Argentina entre 1868 y 1874.

Se destacó tanto por su laboriosa lucha en la educación pública como a contribuir al progreso científico y cultural de su país. En 1947 la Conferencia Interamericana de Educación estableció como Día Panamericano del Maestro al 11 de septiembre en homenaje a su fallecimiento.

 

 

 

Extraído de: http://es.wikipedia.org/wiki/Domingo_Faustino_Sarmiento